Mägo de Oz – Atlantia (fragmento final)

[…]

Durante miles de años, los seres humanos
hemos podido disfrutar, del mejor regalo
que los dioses dieran jamás a ningún ser vivo.

La brisa, el viento, el hermano sol y la hermana luna
campos y praderas donde ver crecer a nuestros hijos
amaneceres bañados con el perfume que estornudan las flores en primavera
puestas de sol decoradas con los sueños aun por conseguir.

Y aunque parezca mentira… inteligencia

Pero el hombre blanco despreció aquel tesoro
y a medida que la vida le sonreía,
él le contestaba dando patadas al destino.

Si alguien lee esta carta, no olvide que el fin de esta civilización
se debió al egoísmo, codicia e incultura de la raza humana.

Los hombres ya no somos mamíferos
el ser humano no se convirtió en depredador
la raza humana somos simplemente un virus
matamos, crecemos, y nos multiplicamos.

Por eso nos extinguimos
por eso las aguas se tragaron nuestra civilización
la verdadera Atlántida, éramos nosotros

Y por eso dejo escrita esta nota
para formas de vida inteligente venideras.
cuando los hombres escupen al suelo…
…se escupen a si mismos.

Rainer Maria Rilke – Cartas a un joven poeta – 1 (fragmento)

[…]

No hay más que un solo remedio: adéntrese en sí mismo. Escudriñe hasta descubrir el móvil que le impele a escribir. Averigüe si ese móvil extiende sus raíces en lo más hondo de su alma. Y, procediendo a su propia confesión, inquiera y reconozca si tendría que morirse en cuanto ya no le fuere permitido escribir. Ante todo, esto: pregúntese en la hora más callada de su noche: «¿Debo yo escribir?» Vaya cavando y ahondando, en busca de una respuesta profunda. Y si es afirmativa, si usted puede ir al encuentro de tan seria pregunta con un «Si debo» firme y sencillo, entonces, conforme a esta necesidad, erija el edificio de su vida. Que hasta en su hora de menor interés y de menor importancia, debe llegar a ser signo y testimonio de ese apremiante impulso.

[…]

Armando Tejada Gómez/César Isella – Canción de las simples cosas

Uno se despide insensiblemente de pequeñas cosas,
lo mismo que un árbol que en tiempo de otoño se queda sin hojas.
Al fin la tristeza es la muerte lenta de las simples cosas,
esas cosas simples que quedan doliendo en el corazón.

Uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida,
y entonces comprende como están de ausentes las cosas queridas.
Por eso muchacho no partas ahora soñando el regreso,
que el amor es simple, y a las cosas simples las devora el tiempo.

Demórate aquí, en la luz mayor de este mediodía,
donde encontrarás con el pan al sol la mesa tendida.
Por eso muchacho no partas ahora soñando el regreso,
que el amor es simple, y a las cosas simples las devora el tiempo.

Ars Amandi – Camino sin fin

Escuchad lo que dice la historia
Es un cuento infinito que nunca tiende a terminar
Donde el fuego cruzado derriba a su paso
Toda una ciudad sin cesar
Y observando la angustia que cae sobre ellos
Sin tener una solución
Donde miras al cielo y observas la lluvia
Que cae sin parar

No importa, el hecho es matar
Y ver como sufre la gente por un retorcido
Que sólo pretende ganar
Una guerra imposible perdida hace tiempo
Sin saber que no va a triunfar
Sin saber que su odio es el odio de todos
Pero contra él nada más
Su maldita conciencia caerá sobre él una vez y otra vez

No importa el hecho es matar y seguir camino sin fin
Tus manos manchadas de sangre y poder
Tu absurdo placer hace retumbar
La tierra y la fuente de la libertad

Sal de ahí, de ese hueco de insectos
Donde tú te escondes
Y mira la que has preparao
Campos llenos de cruces, paredes manchadas
Familias que no volverán
A vivir en su tierra, una tierra maldita
Donde antes se podía estar
Y ahora pisas en falso y te borran del mapa
Y preguntas porqué

No importa el hecho es matar
Y seguir traficando deseos sedientos de orgullo
Buscando medallas de honor
Sin pensar que su muerte por una bandera
Merece la pena y ya ves
Tus soldados se marchan y tú con tu ansia
Seguimos donde esto ha empezao
Es la historia de siempre que no cambiará
La ambición perderá.