Jean Becker – Deux jours à tuer (Dejad de quererme)

[…]

– Di algo, Antoine. Habla, habla, carajo!
¡Reacciona, no te quedes así! Dime que es una pesadilla.
Lo que sea, pero dame una razón para intentar comprenderlo.
– Una razón. Quieres una razón. ¿De verdad?…
Muy fácil. Me aburro.
Todo me aburre.
Una mujer encantadora, hijos adorables, una casa preciosa
y gano mucho dinero, no hay nada fuera de lugar.
Una vida de estupidos.
Míranos, mírate, mírame.
Aún somos jóvenes, no estamos mal, pero, ¿para cuánto tiempo?
Podemos morir mañana.
– Como todos.
– Sí, es verdad, como todos.
Una mañana, ya está, se acabó el tiovivo, puedes bajar, te ha tocado, pero no has visto nada.
Como vivir en un palacio y solo conocer el retrete.
– Qué poético.
– Tú, por ejemplo, ¿cuántos momentos buenos has vivido desde que naciste?
– Vamos. ¿Cómo voy a saberlo?
– Te lo diré. Como mucho, suman un año, siendo generoso.
El resto, has dormido, cocinado, limpiado, has cumplido.
La vida de verdad, la auténtica, ¿qué es?
– Estás loco, Antoine.
– El dinero, la comodidad, ¿estamos aquí para eso?
– ¿Y eso justifica tu desliz de esta tarde?
– Perdona, pero no necesito coger, sino sentirme vivo.
¿Lo entiendes?
¡Vivo!

[…]

Ernest Hemingway – Las nieves del Kilimanjaro

[…]
Ya no escribiría nunca las cosas que había dejado
para cuando tuviera la experiencia suficiente
para escribirlas. Y tampoco vería su fracaso
al tratar de hacerlo. Quizá fuesen cosas que uno
nunca puede escribir, y por eso las va postergando una
y otra vez. Pero ahora no podría saberlo, en realidad.
[…]

Peter Greenaway – Nightwatching (La ronda de noche)

[…]
– Te voy a contar un secreto
que no tienes que contarle a nadie.
Tengo un ojo que no ve.
Este ojo es el bueno, este otro no ve.
Si alguien se enterara, sería mi ruina,
¿quién quiere un pintor ciego de un ojo?
Te he confiado mi secreto más destructivo.
Pero ahora entiendo para qué sirve todo esto.
En realidad este ojo no es ciego;
simplemente esperó treinta años para verte a vos.
Y ahora que la espera ha terminado,
me doy cuenta que es el mejor ojo.
Y este ojo ha esperado ver un milagro,
el milagro tuyo.
Y ahora este ojo quiere verte entera.
[…]