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— ¿Conoces la historia del cosmonauta ruso?
— mmm, no…, Gracias
— Bien, el cosmonauta es el primer hombre que fue al espacio.
Los rusos les ganaron a los estadounidenses.
Despega en una gran nave espacial,
pero la parte habitable es muy pequeña.
De modo que el cosmonauta está ahí
y tiene una ventanilla circular.
Se asoma por ahí y ve la curvatura de la Tierra
por primera vez.
Fue el primer hombre que vio el planeta de donde es.
Y se pierde en ese momento.
Y de pronto un golpeteo extraño
empieza a oírse en el tablero.
— Bien. Sí.
— Arranca el tablero de control. Saca sus herramientas.
Trata de encontrar el ruido, trata de detener el ruido.
Pero no lo encuentra. No puede detenerlo.
— Continúa.
— Después de algunas horas de eso
empieza a parecer una tortura.
Después de unos días con ese ruido
sabe que ese ruidito hará que se desmorone.
Hará que pierda la razón.
¿Qué va a hacer?
Está en el espacio, solo, en un clóset espacial.
Le quedan 25 días con ese ruido.
Así que el cosmonauta decide…
que la única forma de conservar la cordura
es enamorarse de ese ruido.
Entonces, cierra los ojos…,
se adentra en su imaginación…,
y luego los abre.
Ya no oye el golpeteo.
Oye música.
Y pasa el resto del tiempo
navegando por el espacio
en la gloria total…
Y en paz.
[…]