Thomas Mann – La muerte en Venecia

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Los sentimientos y observaciones del hombre solitario son al mismo tiempo más confusos y más intensos que los de las gentes sociables; sus pensamientos son más graves, más extraños y siempre tienen un matiz de tristeza. Imágenes y sensaciones que se esfumarían fácilmente con una mirada, con una risa, un cambio de opiniones, se aferran fuertemente en el ánimo del solitario,  se ahondan en el silencio y se convierten en acontecimientos, aventuras, sentimientos importantes. La soledad engendra lo original, lo atrevido, y lo extraordinariamente bello; la poesía. Pero engendra también lo desagradable, lo inoportuno, absurdo e inadecuado.
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Mario Benedetti – El cumpleaños de Juan Ángel

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la ciudad de sol está vacía
y yo no me lo perdono
porque yo soy quien debo llenarla de
presencias
yo quien debo desmantelar soledad tras
soledad
convertir lo remoto en perentorio
lo poco en mucho
lo desgarrado en continuo
está vacía porque yo estoy vacío
pálido cenizo resurrecto para qué
porque yo estoy vacío
porque desvanezco las turbias presencias con
la sola excusa de su turbiedad
y no me lo perdono

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